Sólo llovía...ella pensó que no era para tanto...por qué todos corrían???  es sólo un poco de agua!!!!

Pero Romina estaba imperturbable.......la felicidad que la embargaba era mucho más que esas pocas gotas de agua....

Ya era tarde, sabía que su casa estaba lejos y que allí le esperaba su marido, pero prefirió caminar. De verdad era un respiro para ella, el agua caía sobre su cuerpo y ella apenas lo sentía. Pensó: "Este es mi momento de disfrutar!!!" y rió.

Romina era una mujer de 30 años, bellísima, su pelo negro y largo casi llegaba a la cintura; sus preciosas pestañas, largísimas...llegaban a topar el párpado. Su piel morena y sus ojos verdes profundos hacían el marco de una espectacular criatura. 

Ella lo sabía, estaba consiente de las miradas deseosas de los hombres pero nunca había sido tan osada como esta tarde. Más bien su personalidad era muy tranquila, para nada se agrandaba con su belleza, siempre prefirió pasar desapersivida. Ella tenía un motivo para ello...los celos de Claudio.

Siempre se le veía melancólica, casi triste...

Pero esta tarde era diferente, por fin se había atrevido a buscar trabajo...."qué tontera!" pensó..

Cómo puede ser que alguien esté tan feliz por eso!!

Para ella era muy importante, era el comienzo de la libertad que tanto necesitaba.

Claudio tenía 33 años y era un hombre exitoso, con un buen trabajo, gran sueldo, su propia oficina, un auto último modelo y más encima "buenmozo", podría decirse que era todo lo que una mujer podría querer...pero para Romina era su carcelero, el torturador, hombre implacable, sin sentimientos, lleno de oscuros rincones que ella conocía muy bien y que ya no quería recorrer más.

Romina sabía que en cuanto llegara a casa tendría una de esas fuerte discusiones, ella ya las conocía, eran su pan de cada día......

- Que más dá! Si por nada debo aguantarlo, ahora ya tendrá un real motivo para torturarme pero no importa....desde mañana ya no le verá más la cara!!!- Era su esperanza, por fin un trabajo, por fin las fuerzas para dejarlo.

Claudio estaba furioso, el llegar a casa y encontrarse con ella vacía le hizo imaginar mil tonteras.

El sabía que nada de eso podría ser cierto pero los celos le nublaban el pensamiento.

Romina llegó cerca de las 7:30 P.M. ya había oscurecido. Su marido estaba tirado en el sillón, tenía los ojos desencajados por la rabia que le carcomía por dentro. La miró furioso, se levantó del sillón y caminó hasta quedar frente a ella.

-"Lo siento...no me dí cuenta de la hora"- dijo bajito ella.

Él sólo le miraba sin decir palabra.

-"Quieres que te prepare algo de comer?"- musitó nerviosa.

Fue el "click" que lo hizo reaccionar......se abalanzó sobre el cuerpo delgado y frágil de su esposa....la golpeaba como quien pelea en un bar con otro hombre...ella ni siquiera gritó, era un momento como tantos que ya había sufrido, nada era diferente a otras ocasiones, así que se dejó.

Su mente voló lejos, ya no estaba en ese pequeño cuerpo...se sentía tranquila y hasta un poco feliz......no sentía dolor, ni pena, ni nada, solo estaba en paz. Por un momento vió pasar frente a sus ojos el sueño de libertad que tenía, se imaginó en su nuevo trabajo, se vió feliz y tranquila. Hasta le pareció que nuevamente podía confiar en el amor, que en algún momento de su vida toda esta cambiaba y podría disfrutar de una vida plena junto a quien de verdad le amaba.

Pero, de pronto, un tremendo rayo de luz blanca invadió todo, podría decirce que la encegueció por un segundo y luego........ todo fue paz.